sábado, 28 de noviembre de 2020

Holodomor: un genocidio silenciado

El Holodomor fue una hambruna causada intencionalmente por el régimen estalinista, mediante la confiscación de todos los alimentos de los hogares, la restricción del movimiento de la población y el rechazo de la ayuda externa. Debido a esto, en 1932-1933, millones de habitantes de Ucrania murieron de hambre en una catástrofe en tiempos de paz sin precedentes.

Holodomor es una palabra ucraniana compuesta por la raíz holod (hambre) y mor (plaga). En la Unión Soviética, incluso después de la desestalinización en 1956, estaba prohibida la referencia a la palabra hambruna (holod o golod) y los historiadores solo podían hablar de “dificultades para alimentarse”.






Lenin ya había intentado sin éxito la colectivización, pero en 1929-1930, se indujo a los campesinos a transferir sus tierras y ganado a granjas estatales, en las que trabajarían como jornaleros a cambio de un pago en especie. Estas políticas fueron rechazadas por los campesinos, lo que hizo que se convirtieran en forzosas, lo cual ocasionó numerosas revueltas. Ya para el verano de 1930, el gobierno implementó un programa de requisición de alimentos, aparentemente para aumentar las exportaciones de grano. Querían financiar la producción de sus fábricas, especialmente de armas y vías de tren, así como a su ejército, con el dinero de las exportaciones agrícolas.


El 7 de agosto de 1932, se aprobó la “Ley de las 5 Espigas”, que establecía castigos contra todos aquellos que estuvieran en contra de la confiscación, y sobre todo para todo el que se atreviese a robar granos. A pesar de aquellas medidas, los robos fruto de la desesperación fueron tantos, que las autoridades crearon tribunales para dictar penas de muerte a los saqueadores. Según los registros de la época, bajo esta Ley se ejecutaron unas 5.400 personas y unas 125.000 más fueron enviadas a Gulags en Siberia. Un cuarto de la población rural, entre hombres, mujeres y niños, fueron víctimas de esta hambruna artificial. Se veían cadáveres abandonados en las calles, sin que sus familiares los pudieran recoger, ya que también estaban cercanos a la muerte y no tenían la fuerza para enterrarlos.


El programa punitivo diseñado por el Estado soviético tenía una doble finalidad: por una parte pretendía eliminar físicamente a los campesinos que se resistieran a la colectivización forzosa de sus tierras, sobre todo a los kulaks, pequeños propietarios de tierras y ganado, y por totra, reprimir cualquier célula del nacionalismo ucraniano que se definía como pro europeo y anti Moscú.


En pocas semanas, los campesinos y su familia comenzaron a morir de hambre y enfermedades. Niños caquécticos por falta de alimento, familias alimentándose de cortezas, hierba, animales de caza, insectos o incluso sus mascotas. Se llegó al punto del canibalismo, donde comían restos de cadáveres muertos por hambre. De los campos de trigo emanaba un hedor insoportable, ya que la gente hambrienta se arrastraba hasta ahí, y al no poder digerir las espigas, morían allí mismo. Era tal la cantidad de cadáveres acumulados en el campo, que los soldados de la GPU los trasladaban en vagones de tren y los echaban en sendas fosas comunes para evitar la propagación de enfermedades. La GPU eran los jóvenes militares más fanáticos del partido de gobierno, la policía secreta, posterior NKVD, ambas provenientes de la antigua y temida CHEKA.


Muchos campesinos que intentaban huir o robar grano de los depósitos, eran ejecutados en el acto por las ametralladoras del Ejército Rojo, pero peor les fue a los que eran capturados por la GPU, ya que eran sometidos a tortura como dejar a la víctima desnuda en un angar para que muriera de frío, prenderle fuego con gasolina e incluso tostarle vivo en una plancha metálica ardiendo, como se observó en el centro de detención de Napalovski. Cuando la GPU fracasó en el cumplimiento de las cuotas semanales de ejecución, Stalin  envió a Lazar Kaganovich para destruir la resistencia ucraniana. Kaganovich, llamado posteriormente el Eichmann soviético, cumplió las cuotas, disparando contra 10.000 personas semanalmente. Al mismo tiempo que se producía el holodomor, el régimen estalinista exterminó casi al completo  a la élite cultural ucraniana, intelectual y religiosa, a quienes se les acusó, por su defensa de la nación ucraniana, como “enemigos del pueblo”. El 80% de los intelectuales ucranianos fueron ejecutados. Un miembro del partido y posterior presidente soviético, Nikita Khruschev ayudó a supervisar la masacre. De esta ejecución masiva por las armas, hablaré en otra oportunidad.


Según los datos de algunos investigadores, las regiones más afectadas fueron Poltava, Sumy, Járkiv, Cherkasy, Kyiv y Zhytomyr, con el 52,8% de las víctimas, aunque el holodomor se extendió por toda Ucrania soviética (el oeste estaba ocupado por Polonia, Hungría, Rumanía y Checoslovaquia, donde no se sufrieron estas políticas, mis abuelos maternos emigraron ahí hasta que tuvieron que volver a emigrar hacia Alemania en los años 40 por el avance bolchevique).


A partir de la cosecha de 1932, las autoridades soviéticas solo pudieron conseguir 4,3 millones de toneladas, en comparación con los 7,2 millones de toneladas obtenidas el año anterior, así que las raciones de las ciudades se redujeron drásticamente y, en invierno-primavera de 1932-1933, la gente de muchas áreas urbanas también pasó hambre. Los trabajadores urbanos eran abastecidos por un sistema de racionamiento y por lo tanto podían ocasionalmente ayudar a sus parientes en el campo, pero las raciones se redujeron gradualmente y en la primavera de 1933 ya era imposible incluso tener suficiente alimento para ellos. Esto lo aprovechó el régimen soviético para transmitir propaganda que mostraba a los campesinos como contra revolucionarios que escondían los alimentos mientras los trabajadores que construían el futuro brillante del socialismo pasaban hambre.


No hay duda de que el holodomor fue un genocidio, planificado y perpetrado para someter a la población ucraniana. Recientemente se han revelado numerosos documentos de los archivos de la KGB en Ucrania que revelan los objetivos y la logística de las políticas que condujeron a la muerte de millones de ucranianos. El 6 de mayo de 1933, Stalin le respondía al escritor Mihail Solohov, quien demandaba ayuda con alimentos para la población hambrienta, con las siguientes palabras: “…los respetados granjeros de su distrito, y no solo del suyo, han realizado protestas y sabotaje, y estaban prestos a dejar a los trabajadores y al Ejército Rojo sin pan! El cometer un sabotaje silencioso, en apariencia legal y pacífico (sin derramar sangre) es un hecho que no cambia en nada este asunto, ya que estos granjeros han buscado una manera de destruír el poder soviético.Ellos mismos han comenzado una guerra y la venganza, querido camarada Solohov” (El Libro Negro del Comunismo).

De esta forma, se puede ver que la planificación y ejecución de las políticas que condujeron al Holodomor, pueden ser atribuidas al régimen estalinista al completo, mediante su sistema punitivo. Las medidas tomadas incluían la requisición de toda la cosecha, en su mayoría grano, decomisar todos los alimentos de las despensas y racionar su compra, desplegar tropas en los campos de cultivo y límites fronterizos y prohibir la salida fuera del cerco hacia otras regiones de la USRR  de los campesinos hambrientos en búsqueda de comida. Debido al cumplimiento de estas medidas represivas, la población ucraniana era prisionera en enormes guetos, en los cuales era imposible sobrevivir.

Se exigieron cuotas por encima de las posibilidades de lo que la población estaba en capacidad de producir. El 6 de diciembre de 1932, en boletines de la oficina política de cada localidad, los poblados ucranianos fueron acusados de no surtir las cuotas impuestas y se les someterían a las siguientes sanciones: Se suspendía el suministro de provisiones (objetos y alimentos), requisiciones forzadas, prohibición del comercio en cualquier forma, confiscación de cualquier bien material, todo el grano sería requisado, incluido el grano para siembra.

El 27 de diciembre de 1932, se impuso un “pasaporte” obligatorio para movimientos internos para detener las huidas desesperadas a zonas no afectadas por la hambruna, El 22 de enero de 1933, se publicó otro boletín firmado por Stalin y Molotov, previniendo a cualquier modo de transporte (suspensión de venta de boletos de tren y bloqueo de calles) a los campesinos ucranianos y del Cáucaso norte (étnicamente cosacos ucranianos asentados en Kuban) para evitar que huyeran de las zonas de hambruna. Un boletín del Politburó del 22 de enero de 1933, firmado por Stalin y Molotov, se refería a detener “contra revoluciones” y explicaba que “el Comité Central y el gobierno, tenían la misión de detener la migración de campesinos en masa (hacia las ciudades, escapando de la hambruna) organizadas por los enemigos del gobierno soviético, contra revolucionarios y agentes polacos, la propaganda en contra del sistema de joljós (granjas colectivas) y el gobierno soviético en general” (El Libro Negro del Comunismo).

En 1933 el gobierno soviético exportó 18 millones de quintales de grano y otros productos agrícolas, mientras negaba oficialmente la hambruna. No fue hasta el 15 de marzo de 1933 que se suspendieron las requisas de grano. En abril se distribuyó grano de los depósitos de la armada en los pueblos. Los granjeros estaban demasiado débiles para la actividad agrícola que pondría fin a la pesadilla.


A pesar de la falta de registros rigurosos, diversas fuentes estiman las muertes en un rango de 4,5 a 7 millones. El historiador y periodista Paolo Rumiz asegura que “solo en Ucrania murieron de hambre casi 6 millones de personas, lo que equivale a 25.000 al día, 17 por minuto, siendo una de cada tres muertes la de un niño o un bebé”. En El Libro Negro del Comunismo, Nicolas Werth habla de “sobre 6 millones de víctimas”, así como Giovanni Gozzzini en su capítulo dedicado a ilustrar los Gulag. Los archivos de esta era, son testimonio de la explotación intencional de la hambruna por el régimen soviético para dañar al campesinado en un tipo de “ingeniería social” (Gozzini, Gulag. The System of Labour Camps in USSR). Manteniendo la verdad en secreto, el régimen soviético buscaba escapar de ser señalados culpables.

A pesar de los intentos de las autoridades soviéticas de ocultar la magnitud del desastre, este genocidio se dio a conocer en el exterior gracias a las publicaciones de los periodistas Gareth Jones, Malcolm Muggeridge, Ewald Ammende, Rhea Clyman, fotografías realizadas por el ingeniero Alexander Wienerberger, un químico austriaco que para entonces trabajaba en una planta de plásticos de Járkiv, entre otros. Se cree que Orwell escribió su novela Rebelión en la Granja basándose en lo vivido por Jones, a quien llegó a conocer. La Unión lanzó una campaña de contra propaganda, mediante la cual,  socialistas ilustres  como Sir Bernard Shaw (Premio Nobel de Literatura), Edouard Herriot, Premier de Francia y otros viajaron a la URSS y luego hicieron declaraciones negando la hambruna. Posteriormente, durante la ocupación nazi de Ucrania, las autoridades de ocupación permitieron la publicación de artículos en periódicos locales sobre el Holodomor y otros crímenes comunistas, pero no dieron demasiada atención para no agitar el sentimiento nacional.


Gran Bretaña, Estados Unidos y la Sociedad de Naciones, adoptaron la misma postura que Francia después de la Visita del Primer Ministro y líder del partido Radical, Edouard Herriot y su negación de la hambruna. Tan solo unos periodistas italianos presentes en Járkiv (en ruso Járkov o Kharkov). Odesa y Novorossisk quisieron denunciar lo ocurrido, pero no pudieron informar de los hechos debido a que la Italia fascista de Benito Mussolini, estaba en aquel momento intentando normalizar sus relaciones diplomáticas con la URSS, les prohibió hacerlo.

Algunos de los que se atrevieron a publicar datos datos sobre el Holodomor fueron unos pocos intelectuales como el judío polaco Raphael Lemkin. Precisamente el fue quien calificó al “Gran Hambre) con el término genocidio. Gracias a la definición hecha por Lemkin del Holodomor y el Holocausto, se adoptó la palabra Genocidio en el Derecho Internacional.

La negación del Holodomor es la afirmación de que este genocidio no ocurrió, u ocurrió, pero no fue un acto premeditado. Negar la existencia de la hambruna era la posición del estado soviético y se reflejaba tanto en la propaganda soviética como en el trabajo de algunos periodistas e intelectuales occidentales, incluidos George Bernard Shaw, Walter Duranty y Louis Fisher. En la Unión Soviética, las autoridades prácticamente prohibieron la discusión sobre la hambruna y el historiador ucraniano Stanislav Kulchytsky declaró que el gobierno soviético le ordenó falsificar sus hallazgos y describir la hambruna como un desastre natural inevitable, para absolver al partido comunista y defender el legado de Stalin.

El corresponsal del New York Times, Walter Duranty, quien ganó un premio Pulitzer por su presentación de informes de Rusia, escribió que las denuncias sobre la hambruna eran  “una propaganda maligna”. Años después  Stalin se jactaba de la burda puesta en escena …”Siete millones de personas mueren a su alrededor y sin embargo estos necios no acertaron a ver nada”. Previamente a las visitas, las calles eran limpiadas de ciudadanos y en su lugar había cientos de figurantes de aspecto saludable pertenecientes al partido y al ejército, se paseaban frente a los ojos de los ingenuos observadores. El New York Times nunca repudió los desaciertos de Duranty y los intentos de algunos sectores de opinión y de la prensa americana para retirarle el Pulitzer han sido infructuosos ya que la Junta del Pulitzer lo ha  desestimado reiteradamente.

 


El Parlamento de Ucrania reconoció por primera vez el Holodomor como genocidio en 2003, y criminaliza la negación del Holocausto y el Holodomor por igual en este sentido en 2006. Una declaración conjunta de Las Naciones Unidas firmada por 25 países en Noviembre de 2003, declaró que murieron entre 7 y 10 millones de personas. Se estima que alrededor del 81,3% de las víctimas de la hambruna de la República Socialista Soviética de Ucrania, eran de etnia ucraniana, 4,5% rusos, 1,4% judíos y 1,1% polacos. Muchos bielorrusos, alemanes del Volga y otras nacionalidades también fueron víctimas. Así, la población rural de Ucrania fue la más afectada por el Holodomor. En respuesta al colapso de la demografía, las autoridades soviéticas ordenaron reasentamientos a gran escala y cientos de miles de campesinos de Rusia soviética se hicieron cargo de las granjas abandonadas. De ahí que en muchas áreas solo se hable ruso actualmente.

Uno de los atentados elaborados por la OUN encabezada por el líder nacionalista ucraniano Stepan Bandera, fue dirigido a personalidades políticas que llevaron el mando de este genocidio, motivo por el cual era fugitivo de la URSS, aunque finalmente un agente de la KGB le asesinó con una bala envenenada en Munich, donde se había exiliado. De ahí parte de su controvertida fama fuera de Ucrania.

Desde 2006, Ucrania conmemora a las víctimas del Holodomor el cuarto sábado de noviembre, ordenado por el expresidente Viktor Yushchenko (el que sufrió el envenenamiento por el Kremlin), en Decreto Nº 868/2006, cuando también se debe guardar un minuto de silencio a las 16:00 horas. Las banderas deben ondear a media asta como señal de duelo, se restringen los eventos de entretenimiento y se ajusta la programación de TV y radio en consecuencia.

Ninguno de los responsables que cometieron el genocidio ha sido llevado ante la justicia. Lazar Kaganovich murió pacíficamente en Moscú en 1991, meses antes de la disolución de la URSS, todavía conservaba la Orden de la Unión Soviética y disfrutaba de una generosa pensión del estado.

El Parlamento Europeo revocó la denominación “genocidio” en 2010, a petición del entonces presidente ucraniano Víctor Yanukovich (hoy en día en solicitado por sus crímenes durante el Euromaidan y refugiado en la Rusia bajo protección del Kremllin).

Nuestra memoria pondrá a cada uno en su lugar en la historia. Solo hay que contarlo.

miércoles, 22 de enero de 2020

Los Cosacos Ucranianos II

El levantamiento de Jmelnytsky desencadenó un largo periodo de guerras que hizo a muchos historiadores referirse al periodo que siguió a la revuelta como “la Ruina”.
La principal consecuencia a largo plazo de las guerras, fue la división de Ucrania a lo largo del Dnipró entre Polonia y Moskovia. La frontera del Dnipró se convirtió en un factor principal en la historia temprana de la Ucrania moderna y es relevante aún hoy en día.
La visión de Bogdan Jmelnytsky para el Estado Cosaco fue una expansión territorial, no una fragmentación. Pero fisuras entre los oficiales cosacos llevaron a la división del Estado Cosaco que se hizo notoria muy pronto luego de la muerte del Hetman en agosto de 1657.
El detonante fue la competencia por la sucesión del más alto rango en su tierra. Jmelnytsky pensó en crear su propia dinastía, y poco antes de morir, arregló la elección de su hijo Yurii como nuevo Hetman, un enfermizo chico de 16 años con episodios de epilepsia.
En otoño de 1657, un experimentado hombre de la corte, encargado de servir al joven regente, fue quien le removió sin derramar una gota de sangre, para luego organizar su propia elección como Hetman. Su nombre era Ivan Vyhovsky.
Vyhovsky, excepcionalmente educado para los estándares de la época, pertenecía al ala radical de la reforma polaca, pero luego se convirtió a la Iglesia Ortodoxa y volvió a Ucrania donde se hizo amigo de Jmelnytsky y el Hetman le devolvió sus posesiones.


Muchos cosacos estaban descontentos con la llegada al poder de los nobles liderados por Ivan Vyhovsky. Especialmente los de Zaporyzhia expresaron su desacuerdo.
Moscú animaba a los opositores de Vyhovsky de tener el derecho a comunicarse directamente con los oficiales del Zar. Los moscovitas buscaban sacar provecho de la división entre las filas cosacas para debilitar al Hetman y hacerlo menos independiente que su predecesor, Bogdan Jmelnytsky.
En junio de 1658, el ejército de Vyhovsky, respaldado por los tártaros de Crimea, confrontaron a los cosacos de Zaporyzhia y sus aliados del Hetmanato cosaco cerca de la ciudad de Poltava, en el banco izquierdo del Dnipró. Vyhovsky salió victorioso, pero el número de muertes fue enorme, estimándose cerca de 15.000 cosacos.
Fue la primera vez desde 1648 que cosacos luchaban contra cosacos, estableciendo el precedente que arruinaría su Estado. Vyhovsky no tenía duda de que Moscú estaba detrás de los rebeldes. Decidió hacer un nuevo trato con Polonia.


En septiembre de 1658, Vyhovsky convocó un consejo Cosaco en el pueblo de Hadiach, en el banco izquierdo del Dnipró, que aprobó las condiciones para que el Hetmanato volviera a la jurisdicción del Reino polaco.
En las luchas de la Unión de Brest, los nobles ortodoxos desarrollaron una interpretación anacrónica de la Unión de Lublin como un acuerdo que no solo reconocía al Grand Ducado de Lituania, sino las tierras de Rus’ en la CPL como socio de esta.
La Gran Revuelta hizo que algunos miembros de la nobleza polaca más abiertos a la idea del principado de Rus’ que antes, pero el auge del Estado Cosaco había hecho más difícil incorporar incorporarle por su forma diferente de organización política y social.
Así, respondiendo a las demandas previas a 1648 de la élite cosaca, la Unión de Hadich ofrecía incorporar de inmediato a la nobleza a 1000 familias cosacas y luego a 100 familias cosacas por año en cada regimiento.
Aparte de esto, solo los ortodoxos tendrían el derecho de ostentar cargos administrativos en el el nuevo principado. También se exigía que el Colegio de Kyiv fundado por Pedro Mohyla, fuera reconocido como Academia.
Las noticias de la Unión con Polonia llegaron al Zar, quien llamó a los cosacos a rebelarse ante el “traidor” Vyhovsky. Las tropas moscovitas junto a cosacos enemigos de Vyhovsky, tomaron el control del sur del Hetmanato.
En la primavera de 1659 declaró públicamente que el Zar había violado su acuerdo con los cosacos y violado sus desechos y libertades. Convocó a sus aliados de Crimea y atacó al ejército moscovita en su avance.
La batalla de Konotop, librada cerca de la actual frontera ruso-ucraniana en junio de 1659, acabó en una espectacular victoria para Vyhovsky. El ejército moscovita con más de 100.000 hombres, tuvo 40.000 bajas y la flor de su caballería fue aniquilada.
La versión del tratado aprobada por la Dieta, no sostuvo las promesas acordadas por los negociadores con Vyhovsky. Limitó las tierras del nuevo principado a los palatinatos de Kyiv, Bratslav y Chernihiv, aunque el Hetman también quería el occidente de Ucrania, incluyendo Volhynia y Podolia.
Además limitó el registro Cosaco a 40.000, que eran 20.000 menos de los que había negociado Jmelnytsky con el Zar luego de Pereiaslav. Ahora, la mayoría de la élite cosaca veía a Vyhovsky como un traidor. Tuvo que abandonar Ucrania al fallar en mantener la unión del Hetmanato.


Yurii Jmelnytsky llegó al poder en el otoño de 1659 con el apoyo de oficiales cosacos que veían poder negociar condiciones similares a las conseguidas por Bogdan Jmelnytsky con el Zar. Pero se equivocaron.
Un nuevo Consejo Cosaco escogido por iniciativa de la voevoda moscovita y rodeado por un ejército de 40.000 hombres, confirmaron la elección de Yurii Jmelnytsky, pero reduciendo las condiciones y privilegios dados a su padre.
A partir de ahora, la elevación del Hetman requeriría el permiso expreso del Zar y éste no tendría el derecho de conducir las relaciones exteriores o escoger coroneles sin el consentimiento de Moscú. Además, habrían guarniciones moscovitas en cada pueblo principal del Hermanato.
En enero de 1660, las voevodas moscovitas enviaron un particular mensaje a Jmelnytsky. El cuerpo de Danylo Vyhovsky, Hernano del anterior Hetman y primo de Yurii Jmelnytsky, quien cayó en manos moscovitas durante un ataque a la guarnición de Kyiv.
Los captores de Danylo le torturaron hasta la muerte. Lo que el Hetman vio en el ataúd le hizo llorar. Un diplomático polaco que estaba en ese momento lo describió. El cuerpo estaba hecho pedazos por latigazos, los ojos sacados de sus órbitas y estas rellenas de plata (fundida), sus oídos trepanados y rellenos de plata, sus dedos mutilados, sus piernas cortadas a los largo de sus venas. Una salvajada nunca vista”.
Pero el Zar no logró el propósito de intimidar al joven Hetman y su entorno. Según la misma fuente, este hecho no sólo hizo llorar al joven Jmelnytsky, sino que también escandalizó a su corte.
La joven viuda de Danylo Vyhovsky maldijo a los asesinaos de su marido. La venganza llegó más tarde, ese año. En otoño de 1660, durante una batalla entre tropas moscovitas y un destacamento polaco respaldado por tártaros de Crimea, el joven Jmelnytsky y sus hombres cambiaron de bando y juraron lealtad al Rey polaco. El ejército moscovita fue derrotado y su comandante pasó veinte años de cautividad en Crimea.


Luego de la victoria polaca sobre los moscovitas, los cosacos regresaron a la jurisdicción del Reino de Polonia bajo condiciones menos favorables que las ofrecidas por la Dieta en la Unión de Hadiach. De hecho, eliminaron el nombre del principado de Rus’.
Cada vez que cambiaban de bando, los cosacos perdían más derechos y privilegios. La presión ejercida sobre el Hetmanato por el Tzarato de Moskovia y el Reino de Polonia fue tan fuerte, que se dividió en dos partes a través del río Dnipró.
En 1660, al establecer Yurii Jmelnytsky su base de operaciones en el banco derecho del Dnipró, los regimientos del banco izquierdo, con el apoyo moscovita, escogieron su propio Hetman.
En 1663, en un acto desesperado, a los 22 años, Jmelnytsky renunció y se recluyó en un monasterio. Este fue el final oficial del Hetmanato unido. Los cosacos del banco derecho eligieron un Hetman subordinado a Polonia y los del banco izquierdo, otro a Moskovia.
En 1667, diplomáticos polacos y moscovitas firmaron el tratado de Andrusovo, que hacía la partición de Ucrania, el banco izquierdo para el Tzarato de Moskovia y el derecho para el Reino de Polonia.



En 1669, el Sultán Mehmed IV tomó a Doroshenko y sus cosacos bajo su protección bajo la misma condición que puso a los gobernantes de Moldavia y Walakia: que movilizaran sus tropas donde y cuando fueran requeridas.
Las tierras reclamadas por Estambul, incluían no solo a Ucrania a ambos lados del Dnipró, sino además las tierras de Rus’ hasta el Vistula al oeste y el Nieman al norte.
Era una agenda ambiciosa, pero las condiciones eran favorables para hacer realidad el sueño de Jmelnytsky desde hacia 20 años, que era tener bajo su control todas las tierras de la Rus’. Los otomanos no solo ofrecieron al Hetman una insignia, solo también tropas en su territorio.
En 1772, un poderoso ejército de 100.000 otomanos, cruzó el Danubio. Y con la ayuda de sus vasallos de Crimea, Walakia, Moldavia y ahora también cosacos, fueron contra las fuerzas polacas.
Fueron mucho más allá de Jotyn, el lugar crucial de batalla más de 50 años atrás. Sitiaron el fuerte de Kamianets en Podolia, situado en un alto acantilado rodeado de un profundo barranco, que se consideraba impenetrable.
Pronto el ejército del Sultán estaría sitiando Lviv. Los polacos pidieron la paz y renunciaron a reclamar Podolia y la zona central del Dnipró. Doroshenko y sus seguidores celebraron la victoria.
Pero los deseos de Doroshenko no se cumplieron. Los otomanos tomaron el fuerte de Kamianets y la region adyacente de Podolia bajo su control directo, mientras los cosacos recuperaron su terriorio en la region central del Dnipró como Estado independiente.
No había planes de extender la ofensiva al banco izquierdo de Ucrania o al norte hacia Volhynia y Belarus. Pero los problemas de Doroshenko con los otomanos apenas comenzaban.

Los otomanos despertaron la indignación cuando convirtieron algunas iglesias cristianas en mezquitas y permitieron que los condujeran su caza de esclavos en la región.
El apoyo a Doroshenko estaba menguando al igual que la población del banco derecho bajo su control. Se convertía en un desierto con la huida de los habitantes al este y al oeste.
El banco derecho de Ucrania se hizo “Ruinas”, denominándose así a este capítulo de su historia. Solo fue cuestión de tiempo para que Doroshenko abandonara la escena política.
En lugar de unificar Ucrania bajo en blando protectorado otomán, atrajo otro poder de partición a la region, uno que resultó más destructivo que cualquiera de sus predecesores.
En 1676, cuando las tropas moscovitas apoyadas por sus aliados cosacos del banco izquierdo cruzaron el Dnipró y se aproximaron a Chuhyryn, la ciudad natal de Doroshenko, el Hetman cosaco renunció a su cargo y juró lealtad al Zar.
El control otomán en Ucrania no duró mucho, ya que le daban poca prioridad a esta parte de su frontera y necesitaban recursos de donde fuera, especialmente del Mediterráneo.
En 1698, Doroshenko murió y Podolia volvió al control polaco. Los otomanos estaban fuera por completo y la frontera moscovita-polaca, contra la que Doroshenko se rebeló en 1666, estaba completamente restablecida.
En cuanto a alianzas extranjeras, los cosacos lo habían intentado todo, desde los tártaros de Crimea hasta los moscovitas, suecos y polacos. Nada funcionó. Se había perdido la unidad de los cosacos y las tierras de Ucrania.



La última gran revuelta cosaca fue la liderada por Ivan Mazepa en 1708, contra Moskovia y el fundador oficial del Imperio Ruso, el Zar Pedro I. Esta acabó en su derrota junto con el ejército sueco del Rey Carlos XII.
En las últimas décadas del siglo XVII, los moskovitas mantuvieron el banco izquierdo de Ucrania bajo su control, no solo debido a su superioridad militar, sino también por haber sido más flexibles que los polacos.
En 1669, en plena revuelta de Petro Doroshenko, Moscú acordó devolver condiciones cercanas a las que se le garantizaron a Bogdan Jmelnytsky. Mientras tanto, los polacos reducían sustancialmente los privilegios cosacos en su lado del río.
El resultado fue la migración al banco izquierdo de los habitantes de las tierras cosacas bajo el mando polaco, que mantuvieron un crecimiento económico, mientras el banco derecho se convertía en una zona desértica.
La expansión económica del banco izquierdo, llevó al resurgimiento económico y cultural de Kyiv. Los profesores que habían huido de la ciudad en los 1650s, ahora daban la bienvenida a una nueva generación de estudiantes.
La introducción de textos, prácticas e ideas de Kyiv en Moskovia en la segunda mitad del siglo XVII causaría una ruptura en la iglesia ortodoxa de ese país.
Mientras el Zar y el Patriarca las reformas de Pedro Mohyla, los conservadores de revelaron y se unieron a favor de los lideres del viejo culto. De hecho el nombre que les da la iglesia oficial es “raskol’niki” o cismáticos, haya venido de Ucrania.
Según las condiciones del pacto de Andrusovo, que dividía a Ucrania a la mitad, Kyiv, ubicado en el banco derecho del Dnipró, se suponía que pasaría a ser de Polonia luego de dos años de gracia. Pero la posibilidad de de volver a estar bajo mando del Rey católico aterrorizaba al clero ortodoxo.
Usaron todas sus armas de persuasión para convencer al Zar de que la ciudad de Kyiv debería estar bajo su control, pero manteniendo la independencia del metropolinato de Kyiv.
No todo salió bien, en los 1670s, el Zar retuvo su control sobre la cuidad, pero en la siguiente década los moscovitas y sus apoyos en Kyiv, transfirieron el Metropolitanato de su jurisdicción en Constantinopla a Moscú.
La transferencia tuvo lugar en 1685 y así, el clero Kievita recibía la protección del Zar a costa de su independencia. Así entonces, se creó el actual mito de que Kyiv fue la primera capital de Moskovia, posteriormente Imperio Ruso y comenzaron a adueñarse de su historia antigua.



Hasta 1663, cuando tuvo lugar la primera partición de facto de Ucrania, algunos Hetman llamaban al Hetmanato en ambos bancos del Dnipró en sus cartas oficiales con el nombre de Ucrania.
Luego del Pacto de Andrusovo, ya lo hacían todos, incluyendo a Petro Doroshenko y Yurii Jmelnytsky, refiriéndose a la madre patria Ucrania como supremo objeto de lealtad, supraditándole a cualquier alianza o acuerdo.
El último Hetman cosaco que intentó reunificar el banco derecho e izquierdo fue Ivan Mazepa (1639-1709). Voltaire, Lord Byron, Pushkin y Victor Hugo escribieron de la vida y hazañas de Mazepa.
Fue figura de óperas y teatro norteamericanos, ganando fama cultural y literaria como Hetman y como amante bajo su nombre escrito en francés: Mazeppa.
Mazepa gobernó el Hetmanato por más tiempo que cualquiera de sus predecesores (1697-1709), falleciendo por muerte natural. Los dos Hetman que le precedieron, fueron acusados de traición por la voevoda moscovita y enviados a Siberia.
Para perder el título de Hetman, la libertad o la propia vida, no hacía falta conspirar contra el Zar o tratar de unirse a los polacos, otomanos o suecos. Bastaba dejar de caer en gracia a los cortesanos moscovitas.



Nativo del banco izquierdo, Mazepa provenía de una noble familia ortodoxa. Fue educado en la universidad Mohyla de Kyiv y en una escuela jesuíta en Varsovia, estudió el oficio de la artillería en Europa occidental.
Al regresar, el joven Mazepa comenzó su carrera militar y diplomática en la corte del Rey polaco. Luego se unió al Hetman Doroshenko, pero los cosacos de Zaporyzhia aliados con Moskovia le capturaron.
Según la historia contada en occidente por primera vez por Voltaire y luego repetida por otros, Mazepa acabó junto a los cosacos de Zaporyzhia como resultado de un affair de final catastrófico.
Supuestamente se hizo amante de la joven esposa de un prominente oficial polaco, quien al saber de esto, ordenó desnudar a Mazepa y atarlo a un caballo que sería liberado en la estepa.
Según la historia, los cosacos de Zaporyzhia encontraron a Mazepa moribundo y le ayudaron a curarse. Luego le enviaron ante el Hetman Ivan Samoilovich, quien alistó a este ilustre oficial a su servicio.
Pasó el tiempo y llego a convertirse en Hetman. Entonces hizo una gran labor para promover el crecimiento económico del Hetmanato y el florecimiento de su vida cultural y religiosa.
El Hetman Mazepa se encargó de dirigir la restauración de las iglesias que sufrieron daños durante las largas guerras cosacas. Entre ellas estaba la Catedral de Santa Sofía, anteriormente restaurada por Mohyla.
También restauró la Catedral de la Dormición y la Iglesia de la Santa Trinidad en el Monasterio de las Cuevas, que junto a Santa Sofía, son parte del legado arquitectónico de la era de Rus’ de Kyiv.
Además dirigió la construcción de nuevas iglesias, incluyendo la Iglesia de la Natividad de la Madre de Dios en el Monasterio de las Cuevas y numerosas iglesias en Kyiv y en Baturyn, al noreste del Hetmanato, frontera moscovita.
La mayoría de las Iglesias fuera del Monasterio de las Cuevas no sobrevivieron los 1930s, ya que fueron demolidas por los bolcheviques en su afán por convertir a Kyiv en una capital socialista.
El estilo arquitectónico de esta época se conocen como barroco cosaco o Mazepa.
A diferencia de cualquier Hetman previo, Mazepa fue capaz de concentrar en sus manos el poder político y el económico. Esto debido al favor del Zar Pedro I, ya que Mazepa le había apoyado cuando disputaba el poder con su media hermana, Sofía.


La alianza entre Pedro I y Mazepa acabó súbitamente en el otoño de 1708, al calor de la Gran Guerra del Norte (1799-1721), librada por Moskovia y Suecia, asistidos por sus respectivos aliados, en los Bálticos.
Luego de derrotar al aliado moscovita, Augusto el Fuerte de Polonia, el joven Rey de Suecia, Carlos XII, comenzó su marcha a Moscú. Pedro estaba en retirada, provocando incendios para detener el avance enemigo.
Estas tácticas destructivas, exacerbaron viejas disputas de la élite cosaca. Los coroneles cosacos se habían quejado por años ante Mazepa acerca del abuso de los regimientos cosacos por Pedro. Una de las quejas era usarlos para cavar canales en San Petersburgo, la capital del futuro Imperio Ruso, fundada por el Zar en 1702. Los cosacos morían como moscas por frío y enfermedades. Además la introducción de nuevos impuestos y reformas administrativas que convirtieron el Hetmanato en una provincia regular de Moskovia en lugar de ser un enclave privilegiado.
No fue hasta Carlos XII se desvió por Ucrania en su camino a Moskovia y el Zar se negó a ayudar con tropas a Mazepa, asignándole a él la tarea de retardar el avance quemando aldeas ucranianas, que el Herman escuchó a sus coroneles y cambió de bando.
Moskovia no estaba cumpliendo con su compromiso principal de defender el Hetmanato, así que en noviembre de 1708, Mazepa y sus hombres se unieron al ejército de Carlos XII.



Pedro I envió tropas a Ucrania bajo el comando de su mano derecha, Aleksandr Menshikov, pero no se movilizó ninguna fuerza cosaca en su contra. Los moscovitas, entonces, tomaron Baturyn por sorpresa, saqueando las armas y provisiones que Mazepa había preparado para su propio ejército y el sueco.
Menshikov masacró a la población. Más de 10.000 guerreros y residentes de Baturyn, incluyendo mujeres y niños, murieron a manos de sus captores. La batalla por la lealtad de los cosacos y los habitantes el Hetmanato había comenzado.
Mazepa, igual que Vyhovsky anteriormente, consideraba su relación con el Zar como contractual. De manera que al violar los derechos y libertades garantizados, el acuerdo perdía validez.
El Zar nombró a un nuevo Hetman a sus órdenes, causando la ruptura en las filas de Mazepa, quien perdió mucho apoyo de pueblo y cosacos que preferían una alianza ortodoxa antes que católica, musulmana o, en este caso protestante.
A principios de julio de 1709, las tropas suecas de 25.000 hombres se enfrentaron al ejército moscovita dos veces mayor en el campo, cerca de la ciudad de Poltava. Los cosacos asistieron en ambos bandos.
La superioridad numérica del enemigo nunca fue un problema para Carlos XII, quien había becuadro a fuerzas rusas y polacas mucho mayores en el pasado. Pero esta batalla fue diferente.
El invierno en territorio hostil había debilitado a su ejército. Carlos XII quien solía liderar a sus tropas personalmente en las batallas, había sido herido días antes y delegó su función a varios oficiales, lo que generó confusión en las filas suecas durante la batalla.
Esto resultó en la victoria para los moscovitas. Carlos XII y Mazepa tuvieron que huir de Ucrania y refugiarse en Moldavia otomana. Ivan Mazepa murió en el exilio en el pueblo Moldavo de Bender en otoño de 1709.


En otoño de 1708, el Zar obligó al Metropolita de Kyiv a condenar a Mazepa como traidor y declarar un anatema contra el. Luego de la batalla de Poltava, el rector de la Universidad de Kyiv que había comparado a Mazepa con Volodymyr el Grande, le condenó.
Cientos de alumnos de la universidad de Kyiv se trasladaron a Moskovia e hicieron ahí sus carreras, buscando acercarse a la iglesia ortodoxa ahí establecida para llegar a ser obispos o capellanes militares.
La deserción de Mazepa, hizo que el Zar se apresurara en la integración del Hetmanato en la estructura institucional y administrativa del Imperio. Un residente moscovita, ahora supervisaba al nuevo Hetman, Ivan Skoropadsky.
La anterior capital del Hetmanato, Baturyn, fue arrasada por los moscovitas, así que crearon una nueva más cerca de la frontera con Moscovia, el pueblo de Hlujiv.
Las tropas moscovitas hicieron una base permanente en el Hetmanato. Se confiscó los bienes y arrestó a los familiares de los oficiales cosacos que estaban con Mazepa.
Luego de que Moscovia ganara la Guerra del Norte en 1721, Pedro I cambió el nombre de Tzarato de Moscovia por Imperio Ruso y se proclamó a sí mismo como su primer Emperador.
Al año siguiente, el Zar usó la muerte de Skoropadsky para liquidar el título de Hetman. Colocó al Hetmanato bajo la jurisdicción la la “Universidad de la pequeña Rusia”, dirigida por uno de sus oficiales imperiales.
Los cosacos protestaron y enviaron una delegación a San Petersburgo para pelear por sus derechos. El Zar ordenó el arresto del líder de la oposición cosaca, el Coronel Pavlo Prolubotok, quien moriría luego en prisión.


Se hIzo un documento llamado “Pacta et conditiones” presentado por Pylyp Orlyk, el Hetman elegido por los cosacos exiliados en Moldavia luego de la muerte de Mazepa. No reconocían a Skoropadsky, el Hetman electo bajo orden de Pedro I como su líder legítimo.
Este documento, conocido en Ucrania como “Constitución de Pylyp Orlyk”, limitaba el poder del Hetman para garantizar los derechos de las tropas y oficiales cosacos, especialmente los de Zaporyzhia, muchos de los cuales apoyaban a Mazepa.
Los cosacos del Hetmanato consideraron la muerte de Pedro I, en febrero de 1725, pocas semanas después del arresto de Polubotok, como un castigo divino por los abusos del Zar. También como la oportunidad de recuperar los privilegios usurpados por el Zar.
La restauración del cargo de Hetman encabezaba su agenda. En 1727, alcanzaron su propósito al elegir un oponente de Pedro I, el Coronel Danylo Apostol, como cabeza del recién reestablecido Hetmanato.
Los textos cosacos de este periodo (principios del siglo 18), usaban indistintamente los terminos Rus’, Rutenia, Malorusia (pequeña Rusia) y Ucrania para referirse al Hetmanato, debido a la interconexión de entidades políticas entonces.


Las fronteras del Imperio Ruso avanzaron rápidamente al oeste y al sur, haciendo que los otomanos retrocedieran del norte Del Mar Negro y provocando la partición de la CPL, que desaparecería del mapa de Europa.
En esta época, Caterina II de Rusia, Federico II de Prusia y Joseph II de Austria, fueron conocidos como los “déspotas ilustrados”. Todos tomaron parte en la partición de Polonia (1772-1795).
Caterina II gobernó el Imperio Ruso por más de 30 años (1763-2796) y su política de poder absoluto y aplicación de normas universales para todas las partes del Imperio y sus súbditos no eran compatibles con la existencia del Hetmanato.
La abolición de las fronteras internas y la completa incorporación del Estado Cosaco en el Imperio se convirtió en una de las prioridades de la emperatriz en la región.
“Malorusia (Ucrania), Livonia y Finlandia, son provincias gobernadas con privilegios” escribió Caterina en 1764. “Al igual que Smolensk, deben rusificarse de la forma más simple posible para que dejen de buscar el bosque como lobos. Será sencillo si se buscan gobernadores sabios para estas provincias. Cuando los Hetmans se marchen de Malorusia, cada esfuerzo debe encaminarse a erradicar de la memoria su existencia, solo hay que dejar ese cargo vacío”.



El primer monarca ruso en eliminar el cargo de Hetman fue Pedro I, luego de la muerte de Ivan Skoropadsky en 1722. El renacimiento del Hetmanato luego de la muerte del Zar en 1725, con la elección de un nuevo Hetman dos años después, no duró mucho.
Llegó a su fin a mediados de los 1730s, cuando el gobierno Imperial prohibió la elección de un nuevo líder cosaco, luego de la muerte del Hetman Danylo Apóstol.
Con el corto renacimiento del Hetmanato en 1759, el bastón de mando no fue a un Coronel cosaco sino al presidente de la Academia Imperial de Ciencias de Rusia, un talentoso joven de 22 años, llamado Kyrylo Rozumovsky.
Rozumovsky era un nativo del Hetmanato, educado en la Universidad de Göttingen, miembro de la Corte Imperial. El secreto de su meteórica carrera se debía a sus lazos familiares.
Su hermano mayor, Oleksii, un cosaco con gran talento como cantante, acabó cantando para el coro de San Petersburgo, donde conoció a la nieta de Pedro I, Elizabeth, futura Emperatriz de Rusia.
Se hicieron amantes y según algunos autores, se casaron en secreto. De una forma u otra, el cosaco Oleksii Rozum, pasó a ser el conde ruso Alejsei Rozumovsky.
Bajo el consejo del “Emperador de la noche” como le llamaban los cortesanos, convenció a Elizabeth para que restaurara el cargo de Hetman, que fue dado a su hermano menor.


Caterina II se convirtió en Emperatriz como resultado de un golpe respaldado por la guardia imperial, que asesinó a su marido y monarca legal, Pedro III.
Nacida como Sophie Friederike Auguste con Anhalt-Zerbst-Dornburg, no tenía mucha opción al trono ruso. Caterina escribió a Voltaire que “cada guardia, al verme, puede decir que gracias a él estoy aquí”.
Entre quienes pensaban de esta manera estaba el Hetman Kyrylo Rozumovsky, quien a cambio de sus servicios quería gobernar el Hetmanato. Igualmente sus súbditos en el Hetmanato querían mayor autonomía.
Pero Caterina llamó al Hetman a San Petersburgo y abolió el Hetmanato en otoño de 1764. En su lugar colocó al general Petr Rumiantsev, ruso étnico, quien asumió el título de gobernador general de Malorusia, como renombraron a Ucrania en el Imperio Ruso.
El estuvo al mando por más de 20 años e introdujo la servidumbre en el Hetmanato, así como los impuestos imperiales y el sistema postal. A principios de los 1780s, liquidó la autonomía territorial del Hetmanato y abolió el sistema administrativo y militar cosaco.
Esta macabra transición duró más de veinte años, con acostumbramiento progresivo de la población, sin revueltas ni mártires de los cosacos ucranianos. En el curso del siglo 18 fueron perdiendo territorio y libertades.
En un decreto hecho por Caterina en mayo de 1783, se prohibió a los campesinos viviendo en tierras de burgueses el abandonarlas y se les obligó a trabajar para ellos de forma gratuita. Fue el tercer establecimiento de la esclavitud.


Hubo una voz que se alzó en contra de la servidumbre en el Hetmanato. Fue Vasyl Kapnist, descendiente de una familia de oficiales cosacos de la región de Poltava, quien escribió uno de los más conocidos textos de protesta “Oda a la Esclavitud”, en 1783.
Con respecto al trato de la Emperatriz hacia su pueblo, escribió “Llevas el peso de poner cadenas en las manos que te bendijeron”.
Kapnist fue uno de los muchos de la élite ucraniana que hicieron buena parte de sus carreras en San Petersburgo y contribuyeron a desarrollar tanto la literatura y cultura ucraniana como la rusa. Su “Oda” es un texto venerado en la literatura rusa.
Así como el clero ucraniano se trasladó a la Rusia de Pedro I y se unió al clero Imperial, en la era de Caterina hubo migración a San Petersburgo de los hijos de oficiales cosacos y alumnos de la Academia de Kyiv que optaban por profesiones seculares.
Solamente entre 1754 y 1768, más de 300 alumnos de la Academia escogieron el servicio Imperial o se mudaron a Rusia. Allí se preparaban para ampliar sus estudios en el extranjero y luego volver al Imperio.
Había el doble de doctores ucranianos que rusos y en las últimas dos décadas del siglo XVIII, más de un tercio de los estudiantes del colegio de profesores de San Petersburgo, venían del Hetmanato.
Caterina detuvo la selección de clérigos ucranianos para la Iglesia rusa (cuando ella tomó el poder, la mayoría de los obispos de Rusia venían de Ucrania), pero seguía el influjo de ucranianos en el servicio civil y militar.


La carrera de Oleksandr Bezborodko es un bien ejemplo de cómo las nuevas generaciones de oficiales cosacos combinaron la lealtad al Hetmanato con el servicio al Imperio. Nacido en 1747, en la familia del canciller general del Hetmanato, Bezborodko estudió en la Academia de Kyiv.
Algunas décadas antes, esto sería el punto de inicio perfecto para una espectacular carrera en el Hetmanato, pero los tiempos cambiaron y Bezborodko obtuvo su rango de coronel al servicio del gobernador Imperial de Malorusia, Petr Rumiantsev, en lugar del Hetmanato.
El joven Bezborodko participó en la guerra contra los otomanos, mostró su valor en. numerosas batallas y estuvo a la cabeza de la cancillería de Rumiantsev. Promovido en 1774, al año siguiente se encontraba en San Petersburgo al servicio directo de la Emperatriz.
En 1768-1774, la Guerra Ruso-Turca, que propulsó la carrera de Bezborodko y lo hizo llegar del Hetmanato a la capital Imperial, tuvo un gran impacto en las tierras ucranianas. Una revuelta del banco derecho del Dnipró en la primavera de 1768 fue el detonante del conflicto.
En realidad dos revueltas ocurrieron a la vez. Los polacos se negaban a aceptar los mismos derechos y privilegios a los ortodoxos que a los católicos. Y por otra parte, los cosacos de Zaporyzhia se unieron a los de la corte Imperial para exigir esta igualdad.
En verano de 1768, el ejército ruso cruzó la frontera del Dnipró con la CPL, atacando tanto al bando católico como a los campesinos y cosacos ortodoxos. Esto les tomó por sorpresa ya que veían a las tropas zaristas como sus liberadores. El Imperio, seguía su propia lógica.
Ambas revueltas amenazaban la estabilidad de la región y ambas debían ser derrotadas. Pero resulta, que antes de que esto ocurriera, un destacamento cosaco, declarando estar al servicio ruso, cruzó la frontera polaca hacia el territorio del Khanato de Crimea, persiguiendo al bando polaco, supuestamente.
Los otomanos, junto con los franceses, estaban preocupados por la creciente influencia rusa en la región, aprovecharon el incidente para declarar la guerra al Imperio ruso, el cual aceptó.


El gobernador Gral, Petr Rumiantsev, lideró al ejército Imperial junto a un destacamento de cosacos, hasta Moldavia y Valaquia. Después de numerosas batallas exitosas, los rusos tomaron estos principados.
Además capturaron los fuertes que estaban bajo poder otomano, Izmail y Kiliia, en el Danubio, que actualmente se encuentran en Ucrania. Las fuerzas rusas tomaron también Crimea y la mayor parte del sur de Ucrania.
Los otomanos estaban en camino. En el Mediterráneo, la flota rusa destruyó a la armada otomana con ayuda de consejeros británicos.
El Tratado de Kuchuk Kainarjae, firmado en 1774, parecía un retroceso en las aspiraciones rusas en la región del Mar Negro. Las tropas Imperiales tenían que abandonar los principados de Moldavia y Valaquia.
Además tuvieron que retirar sus tropas de Crimea. La razón era simple. Varios países europeos no estaban contentos del crecimiento repentino de la influencia rusa en la región. Pero el tratado beneficio al Imperio Ruso de otra forma, ya que repelió a los otomanos del norte del Mar Negro, Mar de Azov y Crimea.
Así Rusia estableció sus puestos de avanzada en el Mar de Azov y el Mar Negro. El Khanato de Crimea era ahora un estado independiente de Estambul, pero dependiente de San Petersburgo.
La anexión formal de Crimea al Imperio Ruso ocurrió en 1783, con el ejército ruso ocupando la península y enviando al Khan al exilio en Rusia central. Bezborodko, el arquitecto de la política exterior rusa, jugó un importante papel en estos hechos.
Fue también el autor del llamado “Proyecto Griego”, un plan para destruir al Imperio Otomán y establecer el nuevo Bizancio bajo control ruso, así como la creación de Dacia, un nuevo país en el Danubio de la unión de Moldavia y Valaquia.
El proyecto nunca salió adelante, pero su eco aún resuena en los nombres griegos dados por las autoridades imperiales a lugares de Crimea, incluyendo Simferopol, Yevpatoria y Sevastopol, donde se encuentra la famosa base naval.


El cierre militar de la frontera de la estepa, permitió su colonización, promovida por el gobierno oficial. Ya los cosacos no eran necesarios en el área. De hecho, las autoridades imperiales les querían fuera, ya que eran proclives a revueltas, peleas y conflictos con los poderes vecinos.
Al año siguiente de la revuelta de Pugachev, en 1775, las tropas imperiales rusas que volvían del frente moldavo, rodearon el fuerte de Zaporyzhia y dispersaron a los cosacos.
Algunos fueron reclutados en nuevas formaciones cosacas, como los cosacos Del Mar Negro, que eventualmente navegaron a la península de Kuban (actualmente en Rusia), bordeando el turbulento Cáucaso Norte. En el vídeo se observa como conservan la cultura ucraniana.
Otros se quedaron, pero ya no como una fuerza organizada. La colonización en masa de la estepa ucraniana comenzó mientras aún estaban bajo control cosaco. Los propios Zaporyzhianos, invitaban a los campesinos a refugiarse en la región.
Luego el gobierno estableció asentamientos ocupando tierras de los cosacos. Eran refugiados serbios del Imperio Otoman asentados al norte de Yelysavetgrad (actual Kirovograd) y Bajmut (hoy Artenivsk en Donetsk), llamados respectivamente Nueva-Serbia y Slavo-Serbia.
Como la frontera con el Khanato se movió al sur, producto de la guerra ruso-turca y la anexión de Crimea, todas las tierras de Zaporyzhia se convirtieron en parte de una provincia imperial llamada Nueva Rusia.
De 1789 a 1790, los primeros menonitas llegaron a la regional desde Prusia, en un intento por evitar el servicio militar obligatorio y se asentaron en la isla cosaca de Jortysia. Pronto se le unieron protestantes alemanes y católicos de Europa Central.
Sin embargo, la mayoría de los “forasteros” venía de los dominios del Imperio Otoman, griegos, búlgaros y moldavos. Las autoridades imperiales buscaban granjeros y artesanos, animándoles a inmigrar y ofreciéndoles tierras, ventajas fiscales y beneficios que los rusos sólo verían en sus sueños.




martes, 21 de enero de 2020

Los Cosacos Ucranianos I

A lo largo de los siglos XV y XVI, la estepa ucraniana sufrió grandes cambio políticos, económicos y culturales. Por primera vez, desde los tiempos de la Rus’ de Kyiv, los poblados fronterizos dejaron de retroceder hacia los Cárpatos y los pantanos del Prypiat y comenzaron a avanzar al sureste. Estos ucranianos, que constituían una mayoría étnica absoluta en la frontera norte del Mar Negro, se convirtieron en las principales víctimas de la economía de tráfico de esclavos del Imperio Otomán, cuyas leyes islámicas permitían la esclavización de todo no-musulmán.
Se estima que el número de Ucranianos y Rusos llevados a los mercados de esclavos en Crimea (para entones Estado vasallo del Imperio Otomán) durante los siglos XVI y XVII variaban entre 1,5 y 3 millones. Los niños y adolescentes tenían precios mas altos. La mayoría de los hombres trabajaban el campo o en galeras, mientras que las mujeres llevaban a cabo trabajos domésticos. Algunos hombres jóvenes hacían carreras administrativas para el Imperio Otomán, pero la mayoría de ellos eran eunucos. Alguna mujeres eran llevadas a los harem de los sultanes o altos cargos otomanos.
Una joven ucraniana conocida por la historia como Roxolana, llegó a ser la esposa del más poderoso de los sultanes Otomanos, Suleimán el magnífico, que reinó de 1520 a 1566. Su hijo se convirtió en sultán bajo el nombre de Selim II. Bajo el nombre de Hürrem Sultán, Roxolana patrocinó la caridad musulmana e influyó la arquitectura del Imperio Otomán, por ejemplo el Haseki Hürrem Sultán Hamami, unos baños cercanos a Hagia Sophia en Estambul.
Los ataques tártaros y el comercio de esclavos dejó profundas cicatrices en la memoria del pueblo ucraniano. El destino de los esclavos fué la inspiración de numerosas “dumas”, canciones épicas ucranianas que lamentaban el destino de los cautivos, describiendo sus intentos de escapar de la esclavitud y glorificando a los hombres que les salvaban y liberaban.
Estos héroes folklóricos eran conocidos como Cosacos (Kozak). Ellos peleaban contra los tártaros, llevaban a cabo expediciones marítimas contra los otomanos y liberaban esclavos.


Los primeros cosacos eran nómadas y su nombre se lo dieron quienes les temían, los tártaros y otomanos. Les nombraron como “Kozak”, un nombre de origen túrquico, que dependiendo del contexto, puede significar guardia, hombre libre o forajido.
En 1492, el año en que Cristóbal Colón atracó en una isla del Caribe llamándola San Salvador y el Rey Fernando y la Reina Isabel firmaron el decreto para expulsar a los judíos de España, los cosacos hicieron su primera aparición en la arena internacional.
Según una reclamación enviada por el Khan de Crimea al Gran Duque Alexander de Lituania, unos sujetos del ducado de las ciudades de Kyiv y Cherkasy, habían capturado y saqueado una embarcación tártara en el río Dnipró. Entonces, este ordenó a sus oficiales ucranianos (utilizó literalmente la palabra “ucranianos” en su comunicado), que investigaran a los cosacos, ya que podrían ser los responsables del ataque. Posteriormente ordenó ejecutar a los perpetradores y que se entregaran a los representantes del Khan sus pertenencias, que aparentemente incluían la mercancía robada.
El siguiente año, el Khan acusó a los cosacos de Cherkasy de atacar al embajador moscovita. En 1499, se describió a los cosacos en el estuario del Dnipró devastando los alrededores del fuerte tártaro de Ochakiv.
Los oficiales de la frontera lituana trataban por una parte de detener los asaltos de los cosacos, mientras por la otra los usaban para proteger la frontera de los tártaros.
En 1553, el Gran Duque envió al capitán de Cherkasy y Kaniv, el Principe Myjailo Vyshnevetsky, a construir un fuerte después de los rápidos del Dnipró para detener el paso de las expediciones cosacas.
Vyshnevetsky se valió de la ayuda de sus propios cosacos para llevar a cabo la construcción del fuerte. Esto fue interpretado por el Khan de Crimea como un asentamiento cosaco en su contra y al año siguiente envió a su ejército a atacar el reducto de Vyshnevetsky. El Principe Vyshnevetsky se convirtió en el primer Hetman cosaco (título que daba el ejército polaco a sus comandantes superiores) y gran luchador contra los tártaros y otomanos.


LOS COSACOS UCRANIANOS parte 4
La mayoría de los cosacos provenían de los grandes latifundios de magnates y nobles para evitar la servidumbre. La colonización de Ucrania correspondiente a el tramo medio del río Dnipró, era un proyecto común entre los cosacos y los príncipes de Volhynia. En 1559, Kostiantyn Ostrozky señor del palatinato de Kyiv, se adueñó de un amplio territorio a lo largo del río Dnipró. Su jurisdicción se expandía a Kaniv y Cherkasy y sus responsabilidades incluían a los cosacos, quienes a veces facilitaban y otras dificultaban la colonización de la estepa por sus continuos ataques a los tártaros y otomanos. Ostrozky inició los primeros esfuerzos para reclutar a los cosacos en el servicio militar, no tanto para usarlos como fuerza de lucha, sino más bien para alejarlos de las tierras de después de los rápidos del Dnpró y conseguir alguna forma de control sobre estos guerreros.
La Guerra Livonia aumentó la demanda de guerreros en la frontera Lituana con Moskovia y se formaron unidades cosacas en los 1570s, una de ellas de hasta 500 hombres. La reorganización de los cosacos de milicias a unidades militares comandadas por oficiales del ejército, inauguró una nueva era en su historia. Por primera vez se utilizó el término de “Cosaco registrado”. Los cosacos que se unían al servicio militar eran incluidos en este registro, eran exentos de pagar impuestos y no estaban sujetos a la jurisdicción de los oficiales locales. Además recibían un salario.


En 1590, la Dieta de la Comunidad Polaco-Lituana, decretó la creación de una fuerza de 1000 cosacos registrados para proteger las fronteras ucranianas de los tártaros.
Pero los cosacos, que hasta entonces habían estado acosando las dependencias del Imperio Otomán (el Khanato de Crimea y el Principado de Moldavia) y la costa del Mar Negro, ahora destinarían su furia hacia su territorio. Los cosacos se rebelaron, no contra el estado, sino contra sus propios “padrinos”, los príncipes de Volhynia, en particular contra el Principe Janusz Ostrozky (en polaco Ostrogsky) y su padre, Kostiantyn, quienes se apoderaban de sus tierras.
Kryshtof Kosynsky, otro noble víctima de los Ostrozky, se convirtió en caudillo cosaco. Cuando Janusz se apoderó de las tierras de Kosynsky basándose en una concesión real, Kosynsky no perdió tiempo en una queja inútil al Rey, sino que reunió a sus cosacos y atacó el castillo de Bila Tserkva, cuartel general del joven Ostrozky, pero fue derrotado por el ejército privado de cosacos de Ostrozky junto a una fracción de las tropas del Príncipe de Volhynia, Oleksandr Vyshnevetsky.
No era raro ver bandos de cosacos contra cosacos, ya que eran guerreros libres. Los cosacos elegían al comandante que seguirían en determinada batalla, pero una vez acabada la expedición, eran libres de hacerle a un lado o incluso ejecutarle si este actuaba en contra de sus intereses.
Había muchas divisiones entre los propios cosacos, independientemente si estaban o no registrados. Los cosacos registrados eran reclutados de la clase terrateniente, cuyos miembros residían en pueblos y asentamientos entre Kyiv y Cherkasy. Ellos tenían la oportunidad de obtener derechos especiales por su servicio al reino.
Por otra parte estaban los Cosacos Zaporozianos, muchos de ellos campesinos, quienes construyeron una fortificación llamada Sich en una isla después de los rápidos del Dnipró. Ellos estaban fuera de las órdenes reales y causaban la mayoría de problemas a los tártaros de Crimea.


Severyn Nalyvaiko, un conocido comandante de las tropas de Ostrozky, fue el encargado de controlar la revuelta cosaca (donde la mayoría eran campesinos), pero pronto se halló en una complicada alianza con los rebeldes cosacos de Zaporyzhia. Para 1596 ya no estaba a las órdenes de los Ostrozky, sino actuando por su cuenta, liderando una revuelta aún mayor que la iniciada por Kosynsky.
Los principios de los 1599s fueron de malas cosechas, que causaron hambrunas. El hambre llevó a muchos campesinos a marcharse de los campos de los nobles hacia las filas de los cosacos. Esta vez las comitivas reales fueron insuficientes para suprimir la sublevación, así que acudió el ejército real, encabezadas por el ejército polaco. En mayo de 1596, el ejército polaco rodeó un campamento cosaco del margen izquierdo del Dnipró. Los cosacos locales, o viejos, se volvieron contra los “nuevos” y entregaron a Nalyvaiko a los polacos a cambio de amnistía. Ejecutado en Varsovia, Nalyvaiko se convirtió en un mártir para las causas cosaca y ortodoxa a los ojos de los cronistas cosacos y poetas de la era romántica.
En 1553, Erich von Lassota, emisario del Emperador romano Rodolfo II, visitó a los cosacos de Zaporyzhia para pedirles que se unieran en su guerra contra el Imperio Otomán. Tres años más tarde, Alessandro Comuleo, un representante del Papa, llegó allí con una misión similar. Poco se obtuvo de estas misiones, aparte de las cartas de Columeo y el diario de Lassota, que describían el orden democrático en el Sich de Zaporyzhia y nos ayudaron a conocer la historia temprana de los cosacos. Pero los cosacos, ahora conocidos en Viena y Roma, pronto serían reconocidos en lugares lejanos como Paris y Londres, por ser una amenaza mayor contra Moskovia.

Los cosacos ucranianos comenzaron su carrera internacional en los 1550s, sirviendo al Tzar de Moskovia, Iván el Terrible. Por otra parte, más de 10.000 cosacos se unieron al ejército real del Hetman Stanislaw Zolkiewski de Polonia cuando marchó a Moscú en 1610.
En 1618 un ejército de 20.000 cosacos se unió a las tropas polacas en su campaña hacia Moscú y tomaron parte en el cerco a la capital. Los cosacos ayudaron a que la guerra acabara en condiciones favorables para el Reino de Polonia. Uno de sus logros fue transferir a Polonia el territorio de Chernihiv, el cual el Gran Ducado de Lituania había perdido a principios del siglo XVI. A mediados del siglo XVI, Chernihiv se convirtió en parte importante del dominio cosaco. Como de costumbre, los cosacos ayudaban o bloqueaban el avance del Reino de Polonia en el avance de su agenda exterior.
En su guerra con Moskovia, la Comunidad Polaco-Lituana nunca tuvo el apoyo esperado del Imperio Otomán, en parte debido a las continuas expediciones marítimas y ataques de los cosacos al litoral otomano. En 1606, descendieron por el Dnipró y entraron al Mar Negro en sus barcos llamados “gaviotas” (Chaiky), atacando Varna, una de las más fuertes fortalezas otomanas en la costa oeste del Mar Negro. En 1614 saquearon Trabzon en la costa sur occidental y al año siguiente entraron en la bahía de Estambul y atacaron los suburbios, tal y como lo hicieron los vikingos 750 años antes. Los cosacos fueron a robar, vengarse y como cuentan las canciones folklóricas de Ucrania, a liberar a los esclavos. En 1616 atacaron Kaffa, el principal centro de venta de esclavos en la costa de Crimea y liberaron a todos los cautivos.
El Embajador francés en Estambul, Conde Philippe de Harlay of Césy, escribió al Rey Luis XIII en julio de 1620, “cada vez que los cosacos se acercan por el Mar Negro, consiguen un increíble botín a pesar de sus pequeñas fuerzas y tienen una reputación que hace falta golpear con la porra a los soldados turcos para que vayan a pelear contra ellos en las muchas galeras que el gran señor (sultán) envía con gran dificultad”


Continuemos con la historia y la época cosaca en el siglo XVII. En 1620, el Imperio Otoman pasó a través de Moldavia con un ejército de 120.000 hombres, comandados por el propio sultán, en ruta hacia la Comunidad Polaco Lituana. Los otomanos se enfrentaron a un ejército de unos 40.000 hombres allí, la mitad Cosacos ucranianos liderados por Petro Konashevych-Sahaidachny, héroe de la campaña de Kaffa en 1616 y comandante de la marcha a Moscú dos años después. La batalla duró un mes, librándose en la rivera del río Dniester, cerca del fuerte de Jotyn, el cual fue tomado por los otomanos.
La batalla de Jotyn acabó sin una victoria clara para ninguno de los bandos, pero este resultado incierto fue considerado en Varsovia como un triunfo del Reino de Polonia. Los polacos habían detenido al Imperio Otoman en sus fronteras y firmaron un tratado de paz que no conllevaba pérdidas territoriales. Este resultado no hubiese sido posible sin la ayuda de los cosacos. Por primera vez (aunque por poco tiempo), los cosacos gozaron de la simpatía de toda la Comunidad Polaco Lituana (CPL).
Los logros cosacos en Jotyn, permitieron retomar su agenda política y social en la CPL. Su demanda principal era el status de nobleza para sus oficiales, o incluso de todo su ejercito. Según Kasiian Sakovych, profesor de la escuela de la hermandad de Kyiv, los cosacos lucharon por su “Libertad Dorada”, un nombre código para los derechos y libertades disfrutadas por la nobleza de la CPL. “Se esforzaron ardientemente para lograrlo”, escribió Sakovych “aunque no pudiese otorgarse a todos, solo a aquellos que defendieron la patria y su señor. Los caballeros la ganaban por su valor en las guerras: no la compraban con dinero sino con su sangre”. El reconocimiento de los cosacos como caballeros los acercaría a la nobleza.



Hubo alzamientos cosacos en 1625, 1630, 1737 y 1638. No solo luchaban por los derechos y libertades de los cosacos, sino además por mantener la fe ortodoxa en su territorio. Así, consiguieron en 1638 que la CPL reconociera el Hetmanato Cosaco como un estado separado con sus propios derechos y privilegios, no limitados a los períodos de servicio militar, incluyendo el derecho a que sus descendientes heredaran su territorio y condiciones.
Además, las autoridades polacas redujeron el número de cosacos registrados a 6.000 (la mitad de la cuota acordada en 1625) y los colocaron bajo la jurisdicción del Gran Hetman Real, comandante general del ejército polaco. El comisionado cosaco y seis coroneles cosacos eran todos nobles polacos. El más alto rango que un cosaco podía obtener en el ejército, era el de capitán. Los seis regimientos tenían que hacer turnos de servicio como tropas de guarnición en el Sich de Zaporyzhia, donde se encontraba el fuerte rebelde de los cosacos.
Para impedir las expediciones marítimas de los cosacos y mejorar las relaciones con el Imperio Otoman, las autoridades reconstruyeron la fortaleza de Kodak, al comienzo de los rápidos del Dnipró, originalmente construida en 1635 pero luego quemada por los cosacos. El arquitecto enviado para supervisar la reconstrucción fue el ingeniero francés Guillaume Levasseur de Beauplan, quien en 1639 hizo el primer mapa de Ucrania.
Con los cosacos pacificados y acomodados en cierto grado, el Dnipró cerrado a la salida de expediciones al Mar Negro y el Sich de Zaporyzhia bajo control, la CPL entró en una década que se conoció como “la paz dorada”. En esta época hubo extensión de los latifundios y posesiones de los nobles hacia la estepa. La población creció, con nuevos magnates, nuevos campesinos y colonos judíos. Esta fue la calma que precedió a la tormenta.



La alianza cosaca-Ortodoxa comenzó a interesarle realmente a Varsovia en otoño de 1632, cuando el ejército moscovita cruzó la frontera de la CPL en un intento de recapturar Smolensk y otros territorios perdidos. La CPL fue hallada desprevenida, con pocas tropas para defender sus fronteras, casi como en 1620, cuando Sahaidachny salvó al país en la batalla de Jotyn.
La solución de Varsovia a este problema fue llamada Acomodación de la Nación Rutena de Rito Griego. La iglesia ortodoxa reconocería reconocimiento como entidad legal con iguales derechos y privilegios que la iglesia Uniata. El trato, negociado en la Dieta de la Comunidad con representantes de la nobleza ortodoxa y respaldado por el futuro Rey, Wladyslaw IV, logró ciertas metas políticas. A corto plazo, trajo la lealtad ortodoxa a la Comunidad y aseguró la participación de los cosacos en la guerra de Smolensk apoyando las fuerzas de la CPL. Pero este reconocimiento de la Iglesia por las autoridades reales, llevó a una ruptura entre la jerarquía ortodoxa y los cosacos, ya que la iglesia no necesitaba más de la protección de estos para subsistir.
Como pensaron los promotores del pacto, la reaproximación de la Iglesia Ortodoxa a las autoridades reales llevó a un nuevo liderazgo eclesiástico. Para fortalecer la paz con Varsovia, los participantes ortodoxos de la Dieta eligieron a un nuevo metropolita, Pedro Mohyla. Al entrar en Kyiv, Mohyla arrestó a su predecesor, encerrándole en una celda en el Monasterio de las Cuevas. Como ex oficial del ejército polaco y arquimandrita del Monasterio de las Cuevas, el nuevo líder ortodoxo sabía lo que hacía. Mohyla tenía a los cosacos como sus protegidos y ahora contaba con la aprobación real.



Pedro Mohyla no tenía sangre real, pero como hijo de dirigente ortodoxo (hospodar) del Principado de Moldavia, era miembro de la aristocracia de la CPL. Los panegiristas de Mohyla le celebraban como el nuevo líder de la Rus’ de Kyiv.
Mohyla se embarcó en la misión de restaurar todas las iglesias de la era de la Rus’ de Kyiv con mucha seriedad, reconstruyendo algunas de ellas. “Restaurar” a mediados del siglo XVII, tenía un significado un poco distinto al actual. Como lo muestra la fachada de la Catedral de Santa Sofía actualmente, Mohyla y sus arquitectos nunca trataron de volver al modelo bizantino. El nuevo estilo con el que “restauraron” las iglesias, vino de occidente y estaba influenciado por el barroco europeo. La Catedral de Santa Sofía como la conocemos hoy, es un perfecto ejemplo de la mezcla de estilos culturales y tendencias que definían la actividad de Mohyla como Metropolita. Aunque los frescos de Bizancio embellecen su interior, la Catedral tiene una fachada de iglesia barroca.
La occidentalización de la herencia bizantina, y la adaptación de la Iglesia ortodoxa a los retos de la reforma y contra reforma eran los que guiaban las innovaciones eclesiásticas y educativas de Mohyla. Así como en la arquitectura, no solo era el modelo occidental, sino también el católico. Los de la Uniata y los ortodoxos competían tratando de emular la reforma católica sin perder mucho de sus raíces bizantinas. Mientras los de la Uniata podían enviar a sus alumnos a Roma y a universidades jesuitas en Europa central y occidental, los ortodoxos no tenían esa posibilidad. Mohyla cambió esto estableciendo la primera universidad ortodoxa en Kyiv para adaptar el currículum de la universidad jesuita a sus necesidades. La Universidad, creada en 1632 mediante una fusión de la escuela de la hermandad de Kyiv y la escuela del Monasterio de las Cuevas, luego fue conocida como la Academia Mohyla de Kyiv y actualmente es una de las principales universidades de Ucrania.


Mohyla se aseguró de que Kyiv estuviera a la cabeza como centro de publicaciones de las tierras ortodoxas en la CPL y el resto del mundo. Los libros publicados en Kyiv en la década de los 1640s, encontraron lectores en lugares lejanos a Ucrania. Uno de ellos, el “Liturgicom”, fue el primer libro en sistematizar la práctica litúrgica ortodoxa.
Hay que destacar que Kyiv, una ciudad apenas importante para la religión ortodoxa desde la invasión mongol en 1240, tuvo un papel de liderazgo en la Reforma Ortodoxa, no Moscú ni Constantinopla.
Los patriarcas moscovitas se habían aislado no sólo de la cristiandad del oeste, sino también de la del este, creyendo que no había religión tan verdadera como la del tzarato de Moskovia. Constantinopla, bajo control otomán, trato de conducir su reforma bajo el modelo protestante, pero no consiguió ir muy lejos.
En 1638, el Patriarca Cyril Lucaris, quien 9 años antes había publicado la profesión de la fe ortodoxa en latín (Confessio) muy influenciado por la doctrina protestante, fue ahorcado por orden del Sultán, acusándole de instigar un ataque cosaco al Imperio Otomán. En el mismo año, un consejo eclesiástico en Constantinopla, le anatemizó por sus posturas teológicas. Esto hizo que las reformas de Mohyla prevalecieran y tuvieran un profundo impacto en el ámbito ortodoxo por 150 años más.
La Unión de Brest dejo a la sociedad rutena (belarusa y ucraniana) de la CPL en general y de las elites ucranianas en particular, divididas en dos iglesias, lo cual perdura hoy en día.
Esto sería totalmente diferente hoy en día si los cosacos ucranianos no hubiesen rescatado la iglesia ortodoxa ucraniana en su momento.



El levantamiento cosaco de 1648, conocido como “la Gran Revuelta”, fue la séptima gran insurrección desde el final del siglo XVI. La CPL había aplacado a las otras seis, pero ésta era muy grande para suprimirla.
Esta revuelta transformó el mapa político de toda la regional dando origen al Estado Cosaco, que muchos señalan como fundador de la actual Ucrania. Además, se inició una larga etapa donde Rusia se involucraba en asuntos de Ucrania y es ampliamente conocida como el inicio de las relaciones de Rusia y Ucrania como naciones separadas.
La Gran Revuelta comenzó exactamente de la misma forma que el primer levantamiento cosaco, liderado por Kryshtof Kosynsky en 1591, por una disputa territorial entre un magnate y Bogdan Jmelnytsky, un noble oficial cosaco.
Con 53 años, no era probable que liderará una revuelta, habiendo servido en numerosas batallas al Rey y habiendo sido canciller Cosaco después del levantamiento de 1638.
Luego de que un sirviente de un prominente oficial de la CPL le arrebatara el estado de Subotiv, Jmelnytsky reclamó en las cortes, pero no fue avalado. Más que eso, sus poderosos oponentes le llevaron a prisión. El escapó y huyó directamente al Sich de Zhaporyzhia, donde los cosacos rebeldes le dieron la bienvenida como uno más y le nombraron Hetman. Era marzo de 1648. La Paz Dorada había acabado y comenzaba La Gran Revuelta.
Jmelnytsky fue hacia el sur en busca de aliados, a pesar de la política reinante en la estepa, le ofreció al Khan de Crimea unir fuerzas. El Khan, cautelosamente, permitió a sus vasallos, la Horda Noghay del norte de Crimea, unirse en la batalla de los cosacos. A mediados del siglo XVII, la mayoría de los cosacos ya no iban a caballo, sino eran infantería, ya que el mantenimiento de esta caballería era demasiado costosa y solo se lo podían permitir los oficiales nobles. Esta nueva alianza de Jmelnytsky con los tártaros, que peleaban a caballo, lo que solucionaba el tema de la caballería.
En 1648, las fuerzas cosacas y tártaras derrotaron dos ejércitos polacos, uno cerca del río Zhovti Vody (agua amarilla) al norte del Sich de Zaporyzhia y el otro cerca del pueblo de Korsun, en la región central del Dnipró. La clave del éxito cosaco, aparte de la participación de la caballería Noghay (cerca de 4000 jinetes) en ambas batallas, fue la decisión de cambiar de bando de unos 6000 cosacos registrados, abandonando el mando polaco y uniéndose a la revuelta de Jmelnytsky.
El ejército polaco fue completamente barrido, sus dos comandantes en jefe, el Gran Hetman de la Corona y el Hetman de campo, así como cientos de oficiales, acabaron en cautividad tártara.



En junio de 1648, con el ejército polaco derrotado y la CPL en desorden, Bogdan Jmelnytsky se fue a su Chyhyryn natal a descansar y reflexionar. Pero los rebeldes no descansaban.
Se reunieron con los antiguos cosacos registrados en Bila Tserkva, un pueblo al sur de Kyiv y el levantamiento popular comenzó a extenderse por el resto de Ucrania. Inspirados por las victorias cosacas, los campesinos y la gente de los pueblos atacaron las propiedades de los latifundistas, acosaron a sus ejércitos privados en retirada, persiguieron a los curas católicos, pero quien llevó la peor parte, fueron los judíos de Ucrania.
Jmelnytsky mencionaba a los judíos como el cuarto escalón de los enemigos de los cosacos, pero para los rebeldes del banco derecho (el oeste Del Río Dnipró), los judíos eran su blanco prioritario en el levantamiento de 1648.
La religión era esencial para la identidad social. El cronista judío más conocido de estas masacres, Nathan Hannover, llamaba a los atacantes “griegos”, refieriéndose a la religión ortodoxa, no a la nacionalidad. Algunos rebeldes se sentían en la obligación de convertir a estos hombres judíos al cristianismo para salvarles de la masacre. Algunos de ellos se unieron a las filas cosacas, mientras otros volvieron al judaísmo una vez que el peligro había pasado.
Jmelnytsky y su ejército comenzó a moverse hacia el oeste del Dnipró en otoño de 1648. Acabaron con la vida de cientos de nobles polacos, judíos, uniatas y sacerdotes católicos hasta Kamianets en Podilia y Lviv en Galitzia. Muchos uniatas huyeron al oeste o se convirtieron a ortodoxos.



En enero y febrero de 1649, en el pueblo de Pereiaslav, al sureste de Kyiv, Jmelnytsky se proclamó como el único jefe de la Rus’ y amenazó a los polacos con echarles hasta más allá del río Vistula.
Jmelnytsky se veía como el heredero del reino de Rus’ de Kyiv. Así entro triunfalmente en Kyiv en diciembre de 1648. El metropolita de Kyiv felicitó al Hetman, así como el patriarca de Jerusalén, quien se refirió a Jmelnytsky como un principe y le dio su bendición para la guerra contra los polacos.
El Hetman cosaco había tomado el liderazgo de toda la nación, ya su lucha no se limitaba a los derechos de los cosacos. La forma de asegurar los desechos de la nación de Rus’ era crear un principado o un Estado.
Las fronteras de este Estado, deberían disputarse en batallas, la
mas crucial fue la del verano de 1649 cerca del pueblo de Zboriv, en Volhynia. Allí las fuerzas de Jmelnytsky, asistidas por los tártaros de Crimea bajo el Khan Islam III Giray, atacaron al ejército del nuevo Rey polaco Juan II Casimir.
Los cosacos obtuvieron la victoria, forzando a los oficiales polacos a firmar un acuerdo dando el reconocimiento real a la independencia del Estado Cosaco dentro de la CPL.
Además el Rey accedió a registrar a 40.000 cosacos y les dió el derecho a gobernar en los tres palatinatos del este de la CPL, que eran Kyiv, Bratslav y Chernihiv, que constituyeron el territorio del nuevo Estado Cosaco, conocido en la Historia como Hetmanato.
Como el Hetmanato se ubicaba en el lugar marcado por los cartógrafos polacos y franceses en décadas anteriores como “Ucrania”, pronto el Hetmanato se conocería con este nombre.


La cabeza del nuevo Estado Cosaco, así como si comandante militar, era el Hetman. Gobernaba con la ayuda de sus generales, que incluían un canciller, un comandante de artillería, un juez general y otros oficiales.
La democracia militar de los primeros tiempos de los cosacos, que había sido de vital importancia en los primeros tiempos de la revuelta, había quedado en el pasado.
Los Consejos Generales en los que cada cosaco tenía derecho a tomar parte, pasó a ser un Consejo de Coroneles y alto mando que decidían en los temas de importancia.
A raíz de la revuelta contra los latifundios, que destruyó su sistema económico y se deshizo de sus actores principales, incluyendo a los judíos, los campesinos se declararon cosacos y se rehusaron a trabajar el campo para la nobleza.
El viejo sistema administrativo de la CPL estaba teóricamente igual, con el palatinato ortodoxo de Kyiv a cargo de un noble leal al Rey, pero gobernaba el Hetman cosaco sin siquiera informar al Rey de sus acciones.
Se dividió el territorio del Hetmanato en “regimientos”, con un Coronel a cargo del cuerpo administrativo, fiscal y judicial de cada regimiento, pero ante todo de su organización militar. Los 20 regimientos estaba obligado a tener cosacos listos para la batalla.
La alianza con los tártaros de Crimea hizo posible las victorias de los cosacos los dos primeros años de la revuelta. Esta alianza trajo a Jmelnytsky a relacionarse con el Imperio Otoman, que tenía dependencias en la costa norte Del Mar Negro.
Estas dependencias incluían Crimea, Moldavia y Walakia (actual Rumania) e hicieron que las relaciones de Jmelnytsky con Estambul se mantuvieran activas sin ceder autonomía de su Estado Cosaco.
En el verano de 1651, en una batalla cerca del pueblo de Berestechko, en Volhynia, los tártaros desertaron en medio de la batalla, permitiendo que se rodeara y se aniquilara al núcleo del ejército cosaco. Hasta aquí se mantuvo la alianza con los tártaros.
El Estado Cosaco necesitaba nuevos aliados. Jmelnytsky se enfocó en el Principado de Moldavia, que a pesar de ser un estado vasallo de los otomanos, se mantenían también en balance con Varsovia.
En 1650, el Hetman Cosaco forzó a Moldavia a una alianza enviando el ejército cosaco e imponiéndose al monarca moldavo, Vasile Lupu, a prometer a su hija Roxanda al hijo de Jmelnytsky, Tymish.
En 1652, Jmelnytsky envió nuevamente a sus cosacos “negociadores” a Moldavia. En el camino, vencieron a un gran ejército polaco en la batalla de Batih y luego se celebró la boda que colocó a Jmelnytsky en la élite internacional.


Jmelnytsky tuvo que buscar nuevos aliados contra el ejército polaco. La alianza con Moldavia acabó por una tragedia personal para Jmelnytsky. En septiembre de 1653, Tymish, su hijo mayor, de 21 años, fue asesinado mientras defendía la fortaleza de Suceava (actualmente en Rumania) contra las fuerzas unidas de Walakia y Transilvania, cuyos líderes estaban descontentos con la alianza de Jmelnytsky y Lupu.
El punto de inflexión en la internacionalización de la revuelta de Jmelnytsky ocurrió el 8 de enero de 1654, en el pueblo de Pereiaslav. Ese día, Bogdan Jmelnytsky y un grupo de cosacos, juraron lealtad al Zar Aleksei Romanov de Moskovia.
No significaba una unión de Ucrania y Moskovia ni la reunión de dos pueblos “fraternales” como han sugerido los historiadores soviéticos. En registros antiguos de la embajada de Moskovia está la declaración de Jmelnytsky donde el Hetman apela a la solidaridad entre reinos ortodoxos.
Se necesitaron intérpretes para el entendimiento entre ambas partes y las cartas de Jmelnytsky están en archivos rusos junto a la traducción de los intérpretes.
Cuatro siglos de existencia en diferentes condiciones políticas, bajo el mando de distintos estados, había marcado las diferencias lingüísticas y culturales que dividirían a las futuras Belarus y Ucrania de Rusia.

Un representante de Moskovia, Vasilii Buturlin, acudió a la reunión en Pereiaslav en lugar del Zar, lo que no agradó demasiado a Jmelnytsky, pero este realizó el juramento de forma unilateral, ya que tenía prisa por contar con las tropas moscovitas en batalla.
Los cosacos tomaron el acuerdo de Pereiaslav como un contrato con obligaciones de ambas partes. Ellos prometían lealtad y servicio militar a cambio de la protección ofrecida por Moskovia. Sin embargo, la cancillería moscovita se lo tomó como una adición su patrimonio de las ciudades de Kyiv, Chernihiv y Pereiaslav.
Independientemente de los detalles legales e ideológicos del tratado, el Zar cumplió con la promesa de Buturlin y le dio a los cosacos lo que el Rey polaco nunca dio: el reconocimiento del Estado Cosaco, el registro de 60.000 cosacos y el status especial del Hetmanato.
En primer lugar, el acuerdo sentó las bases de una alianza militar. No estableció fronteras al oeste del Hetmanato. Sus fronteras alcanzarían hasta donde sus sables pudieran llegar.
Los ejércitos moscovitas y cosacos atacaron por sus frentes separados a la CPL: los cosacos, asistidos por tropas moscovitas, llevaron la ofensiva en Ucrania, con sus fronteras con Polonia; las tropas moscovitas lanzaron una ofensiva cerca de Smolensk y siguieron al oeste a través de Belarus y luego en Lituania, al norte de Lublin en la frontera del Gran Ducado y el Reino.
En el verano de 1655, la contraofensiva de la CPL colapsó. Los cosacos volvieron a tomar Lviv y las tropas moscovitas entraron en Vilnius, la capital del Gran Ducado. Era el comienzo de la era conocida en la historia de Polonia como “el diluvio”.
En el otoño de 1656, diplomáticos moscovitas hicieron un acuerdo con la CPL en Vilnius, que puso fin a las hostilidades polaco-moscovitas. Jmelnytsky y sus oficiales estaban enfurecidos por habérseles negado el acceso a las negociaciones. Moskovia había roto el acuerdo de Pereiaslav.
Bogdan Jmelnytsky, ignoró el trato polaco-moscovita y envío su ejército a apoyar a un aliado de Suecia, el monarca protestante de Transilvania, a pelear contra los polacos. Los suecos, al igual que Jmelnytsky, querían destruir la CPL.
Se comenzó a negociar un acuerdo entre Ucrania y Suecia que pondría fin a la CPL y garantizaría la supervivencia del Estado Cosaco, que había cobrado más fuerza por la traición del Zar a Ucrania. Jmelnytsky no vería la conclusión de esta nueva alianza internacional, ya que falleció en agosto de 1657.